Después de dos semanas y pico podemos decir
que la navidad se ha terminado, con ella se van los villancicos, los
belenes, los turrones, las comidas y cenas, los propósitos de año nuevo, que
unos cumplen y otros no...
Eso si, en nosotros se quedan horas y horas de
fiesta, sentimientos de fraternidad, el buen rollito con los amigos y
familiares, regalos... aunque pensándolo bien, ¿alguien se ha parado a
pensar qué es lo que nos llena de verdad?
En esta editorial no hablo sobre mi, ni sobre
nadie conocido, hablo en general, de la humanidad, de países, continentes,
de guerras, de hambre, de soledad. También hablo de ayuda, de cooperación,
de entendimiento, y en especial hablo de todas esas personas que en lugar de
pasar sus navidades en casa, junto con sus amigos y familiares, las pasan
cuidando esos ancianos que viven en residencias haciéndoles compañía para
que su espera no sea tan larga, hablo de hombres y mujeres que están lejos
de sus hogares dando de comer a personas que no tienen donde caer muertos,
hablo de esos médicos y enfermeros que desgraciadamente tienen que luchar
contra enfermedades que cada día se extienden más y más en el tercer mundo.
Me gustaría que cuando estemos reunidos, sea
la época del año que sea, nos paremos a pensar un poco en toda esta gente,
que sin pedir nada más a cambio dan todo lo que tienen hacia los demás.
Y para acabar esta editorial, os dejo unos
cuantos enlaces a algunas paginas solidarias.
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