Yo había preparado una editorial para el mes
de marzo, pero por circunstancias hemos tenido que retrasar mi publicación
para este mes.
Lo cierto es que como se suele decir, no hay
mal que por bien no venga, y de paso, mato dos pájaros de un tiro, aunque a
mí eso de matar...
Había pensado por aquellos días en rendir un
tributo a mi padre, en la figura de San José, pero luego pensándolo
detenidamente, se me quedaba la cosa medio "coja" porque mi madre y la
Virgen María, también merecen lo propio.
Estamos en Mayo, mes de la Virgen y de las
flores por excelencia, pero yo os pediría que por esta vez, sea el mes de
los padres.
Papá, mamá, padres y madres de todas las
naciones que amáis a vuestros hijos, va por vosotros.
Al pensar en mi infancia, siempre recuerdo dos
cosas, la primera es lo mucho que me gustaba la Navidad, como a cualquier
niño. Me acostaba deseando que llegase el día en que poníamos el belén y el
árbol de Navidad. Lo segundo no es solamente un recuerdo. Cuántas veces no
habré visto a mis padres desvelados porque alguno de nosotros hubiera caído
enfermo; trabajando duramente para que no nos faltase de nada.
Muchas veces al montar la escena de la
Navidad, pienso en aquellos padres de hace dos mil años, un carpintero y una
muchacha que de la noche a la mañana, se vieron padres nada menos que del
esperado Mesías. Supongo que al igual que el resto de los padres, se vieron
abnegados por completo a criar y educar a su hijo. La meta de todo padre es
ver crecer a sus hijos, ver cómo se desarrollan como persona y acabar siendo
aquello que deseen. Para José y María, toda su dedicación se vio
recompensada al morir su hijo amado en la cruz. Dicho así suena duro, pero
tenemos que recordar que esa era su misión, para eso había nacido.
No sé lo que es ser padre, pero por lo que he
visto hacer a mis padres, puedo hacerme tan solo una idea: ser padre supone
dedicación, abnegación, mucho esfuerzo y no pocas preocupaciones, pero sobre
todo un amor tan absoluto por el hijo que se llega al extremo de anteponer
su bienestar al tuyo propio. Es ahora cuando me doy cuenta de los padres que
tengo. Mejores no podrían haber sido. Y por eso, y porque sé que por mucho
que viva solamente podré devolveros una ínfima parte de lo que habéis hecho,
hacéis y seguramente haréis por mi...
GRACIAS
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