REFLEXIONES

 

NAVIDAD SIN NAVIDAD. Cuantos más años pasan, más se cubre de frío la Navidad

Autor: Angel Gabriel

 

Estas pasadas Navidades me ha pasado esto, el desencanto ha provocado que este período, que en años anteriores hacía de mi vida un poco más especial, pasase sin pena ni gloria. Todo ha sido igual, vacaciones, comidas familiares y con amigos, regalos, fiestas... A mucha gente que le he preguntado me ha dado la misma respuesta, "estas Navidades no me parecen Navidades". ¿Qué ha sido lo que ha provocado esto? ¿Qué es lo que ha cambiado?.

A mi modo de ver, quizás lo que más se ha ausentado durante estas Navidades ha sido el calor humano; un calor que antes se daba en todos los sitios, en casa, en el trabajo, en la calle..., hoy en día, la simple rutina y el aborrecimiento dado, tanto por las grandes cadenas comerciales y de televisión, como cualquier otro estímulo que nos entre por los ojos y oídos durante los dos o tres meses anteriores a la Navidad, nos ha provocado un desencanto general con todo lo referente a la Navidad.

Hoy dos buenos amigos me han "pasado" una historia de unos jóvenes americanos que volaron hasta Rusia para enseñar ética y moral basada en la Biblia. Religión aparte (los que me conocen ya saben lo que opino) la historia es muy bonita, cómo un niño pequeño puede dar tanto calor simplemente con un trozo de fieltro marrón.

Ahí puede estar la respuesta, ¿quizás sea porque nos volvemos mayores y nos acomodamos en la rutina? Si retrocedemos un poco en el tiempo, nos acordaremos de como cuando éramos pequeños y esperábamos las vacaciones de Navidad con impaciencia; esos largos días en los que anochecía pronto y estábamos dos semanas esperando a que llegasen los Reyes; luego, cuando ya crecíamos un poco más, estábamos ansiosos por celebrar la Nochevieja con la compañía de nuestros amigos; llegando ya a la mayoría de edad, algunos con pareja y otros sin, estábamos día y noche buscando nuevas experiencias con las que hacer de la Navidad el momento especial del año. A partir de ahí ya pasó todo a ser habitual, las mismas fiestas, las mismas comidas y cenas, las mismas actividades y vuelta al trabajo. Cada año igual.

Quizás deberíamos hacer un alto en el camino, y pensar como si fuésemos el niño de la historia. Misha no pide mucho en la vida, tan solo se conforma con lo que le ha pedido el otro niño de fieltro marrón, que le regale su calor, un regalo  para el que no es necesario ni un euro, y en el que las cadenas comerciales y de televisión hacen gala de su ausencia, machacando con el consumismo previo a la Navidad.

Hagamos ese alto en el camino y reflexionemos sobre lo que fue para nosotros en el pasado la Navidad e intentemos recuperar ese espíritu y calor.

Ahí va la historia de Misha, en la cual se ha basado Javito para su último cuento "La Navidad en Rusia". Dos Bebés en un Pesebre.

 

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