El otro día me llegó por e-mail una
bonita Felicitación de Navidad que quisiera compartir con vosotros.
Desconozco su autor, es de los muchos anónimos que circulan por la red.
Si alguien conoce al autor me gustaría saber quién es.
Que los pies te lleven por el
camino más largo hacia la felicidad, porque la felicidad son sólo puntos
en el mapa de la vida, y el verdadero disfrute está en buscarlos.
Que los ojos reconozcan la
diferencia entre un colibrí y el vuelo que lo sostiene. Aunque se
detenga, seguirá siendo un colibrí, y es conveniente que lo sepas, para
que no confundas el sol con la luz, ni el cielo con la voz que lo
nombra.
Que las manos se tiendan
generosas en el dar y agradecidas en el recibir, y que su gesto más
frecuente sea la caricia para reconfortar a los que te rodean.
Que el oído sea tan fiel a la
hora del reproche, como debe serlo a la hora del halago, para que puedas
mantener el equilibrio en cualquier circunstancia.
Que las rodillas te sostengan
con firmeza a la altura de tus sueños y se aflojen mansamente cuando
llegue el tiempo del descanso.
Que la espalda sea tu mejor
soporte y no la carga más pesada.
Que la boca refleje la
sonrisa que hay adentro, para que sea una ventana del alma y no la
vitrina de los dientes.
Que los dientes te sirvan
para aprovechar mejor el alimento, y no para conseguir la tajada más
grande en desmedro de los otros.
Que la lengua encuentre las
palabras más exactas para expresarte sin que te malinterpreten.
Que las uñas crezcan lo
suficiente para protegerte, sin necesidad de lastimar a nadie.
Que la piel te sirva de
puente y no de valla.
Que el pelo le dé abrigo a
tus ideas, que siempre adornan más que un buen peinado.
Que los brazos sean la cuna
de los abrazos y no camisa de fuerza para nadie.
Que el corazón toque su
música con amor, para que tu vida sea un paso del Universo hacia
adelante. |