Fariseo significa "santo", "separado".
Denominados unas veces secta y otras,
escuela de pensamiento judío, surgen como grupo o partido
independiente en el siglo II a.C. Basaron su identidad en mantener
una fuerte resistencia a todas las influencias griegas o extranjeras
que amenazaban con minar la sagrada religión de sus padres,
cumpliendo al pie de la letra lo estipulado por la Ley divina.
Aunque surgieron con el nombre de
hasidim, pasaron a ser denominados fariseos en la época en que Juan
Hircano fue sumo sacerdote de Judea. Los saduceos se enfrentaban a
ellos en asuntos políticos y, en cierta medida, en cuestiones
religiosas. Los fariseos deseaban que el Estado y la totalidad de
los asuntos públicos y políticos estuvieran regidos y se midieran de
acuerdo a la Ley divina, enfrentándose a los aristócratas y
saduceos, muy abundantes entre la clase sacerdotal o a los
estadistas, que habían conseguido llevar a feliz término las guerras
sirias.
Los fariseos lograron que sus
interpretaciones fueran aceptadas por la mayoría de los judíos. Por
ello, tras la caída del Templo, tomaron el control del judaísmo
oficial, y transformaron el culto. El más alto representante del
judaísmo era el Sumo Sacerdote, cargo que a la destrucción del
Templo se volvió innecesario; así el culto pasó a la sinagoga. De
los antiguos fariseos surgió la línea ortodoxa de los doctores de la
Ley que fue la que redactó los distintos Talmud.
Pero centrémonos en los tiempos de
Jesús. Eran conocidos como "el pueblo de la Ley", generalmente eran
artesanos, pequeños comerciantes, campesinos... Reglamentaban
minuciosamente la vida cotidiana, especialmente la observancia del
sabath y la pureza necesaria para el culto. Formularon 613 leyes
complementarias a la Torah, de las cuales 248 eran mandatos y 365
prohibiciones, difíciles de aprender y, sobre todo, difíciles de
cumplir.
Eran ritualistas, se preocupaban mucho
de las acciones obligatorias para acercarse con pureza a Dios, a la
oración, al Templo o a los actos de culto. Les importaba más la
pureza ritual que la pureza de corazón. Para ello se guiaban por el
Levítico, sobre todo en los capítulos 11 al 16, en los que se
explican las reglas de la pureza. Para ellos impuro significaba
contagioso, y el roce con el impuro les impedía las relaciones con
Dios.
Impuros eran:
-
La sangre y todo lo que toca.
-
Todo derrame sexual, como la
menstruación.
-
Utensilios como copas, platos, ollas
sucios, pues había que lavarlos varias veces escrupulosamente.
-
Ciertos animales que la Ley
prohibía.
-
Todo cadáver, ya fuera de animal o
persona; no sólo el que los tocaba, aunque fuese por necesidad,
sino también el que pisaba una tumba, aun sin saberlo, quedaba
impuro ante Dios.
-
Los afectados por alguna enfermedad,
en especial de la piel, como la lepra, eran "intocables".
-
Los que desempeñaban ciertos oficios
que eran considerados impuros, como: publicanos o recaudadores,
prostitutas, pastores, médicos. Sentarse con ellos a la mesa u
hospedarse en sus casas "contagiaba".
Para los fariseos cumplir la Ley y la
tradición era adquirir méritos suficientes para que Dios les
recompensara con la salvación, y hacían todo tipo de obras con las
que poder hacer más méritos: ayunos, oraciones, pago de diezmos...
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