Israel, en tiempos
de Jesús era una Teocracia, es decir, son los sacerdotes los que
mantienen el poder político y social, así como el religioso.
El sacerdocio no
era vocacional, sino hereditario. Según la Ley sólo podían ser
sacerdotes los descendientes de Aarón, hermano de Moisés (Ex. 28:1):
"Harás llegar delante de ti a Aarón, tu hermano, y a sus hijos
consigo, de entre los hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes;
a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar hijos de Aarón".
Formaban pues un círculo cerrado y muy unido.
A los 20 años de
edad, el hijo del sacerdote se presentaba en el Templo, donde tenía
que demostrar la legitimidad de su nacimiento. Después de comprobar
que no tenía defecto físico alguno, le ordenaban mediante un baño de
purificación, se le vestía con los hábitos sagrados y se celebraban
sacrificios durante una semana; de esta forma quedaba habilitado
para ofrecer sacrificios, ejecutar ritos y dar servicio al Templo.
Estaban
organizados en veinticuatro grupos, y cada uno aseguraba durante una
semana el servicio del Templo. Los turnos se echaban a suertes. Por
la cantidad de culto que existía y para atender al Templo se
necesitaban 300 sacerdotes ayudados por 400 levitas (descendientes
de Leví). Estos últimos eran una especie de "bajo clero" y estaban
encargados de los servicios auxiliares de culto y de policía del
Templo.
Sumo Sacerdote
Era el jefe de
todos los judíos (dentro y fuera de Palestina); era el responsable
principal del Templo y su administrador, además de presidir el
Sanedrín y ser el representante de todos los judíos ante Roma.
Pertenecía a una de las cuatro familias sacerdotales más influyentes
y era el único que tenía acceso al Sancta Sanctorum un sólo día al
año, el Día de la Expiación o Yom Kippur.
A partir del año
37 a.C. el cargo de Sumo Sacerdote deja de ser hereditario y
vitalicio. Herodes y más adelante los procuradores romanos, tenían
el derecho de nombrarle y deponerle, así como de consagrarle
mediante la entrega de los ornamentos sacerdotales, ocho piezas
consideradas sagradas que eran guardadas en la Torre Antonia y que
sólo eran prestadas a los sacerdotes para los días de fiesta.
Presidía el
Sanedrín, que era la suprema autoridad administrativa y judicial de
los judíos, y el principio jurídico de que el Sumo Sacerdote, en
caso de crimen, únicamente tenía que someterse al Gran Consejo. La
Ley no prescribía expresamente al Sumo Sacerdote más que el deber de
oficiar el día de la expiación, pero la costumbre había añadido
otras obligaciones litúrgicas, como las financieras. Debía pagar el
novillo que se inmolaba en sacrificio expiatorio en la fiesta de
expiación, y los gastos de construcción del puente sobre el torrente
Cedrón.
Mantenía su título
aun después de su deposición. Tras ser destituido, no sólo
conservaba gran parte de su prestigio, sino también el carácter
conferido por su cargo. Seguían vigentes para él las prescripciones
que limitaban la elección de mujer, lo mismo que la prohibición de
contaminarse con muertos.
Otros
sacerdotes principales
-
El Comandante
del Templo, que era el responsable del orden dentro del recinto.
-
Los Sacerdotes
Tesoreros, que estaban a cargo de las finanzas.
-
Los Sacerdotes
Vigilantes. Guardaban las llaves del Templo y se
responsabilizaban de la vigilancia y orden bajo la autoridad del
Comandante del Templo.
|