La música y la danza
siempre han estado ligadas a la vida hebrea, en las festividades,
los agasajos, banquetes, etc. Los primeros instrumentos musicales
utilizados posiblemente fueron influenciados por los babilonios y
egipcios. Se usaban panderos en los banquetes y asambleas
religiosas; así como el arpa, la lira, la flauta, el tamborín, los
címbalos, el salterio, la viola, etc.
La danza, tanto la
individual como en corro, era practicada sobre todo por los hombres,
en ella se empleaban instrumentos que marcaban el ritmo. Las danzas
individuales de las mujeres sólo empezaron bajo la influencia
helenística y sobre todo romana.
Para acompañamiento de las danzas el
instrumento más sencillo era la mano; las palmas en la danza es una
forma antiquísima de marcar el ritmo, y en realidad parte misma del
baile. A eso se añadió pronto el tamboril o pandero de piel tensada,
que se golpeaba con los dedos o con el dorso de la ano. Los
tocadores eran a menudo mujeres y los danzarines los hombres.
Como instrumentos para dar señales se
mencionan dos en el Antiguo Testamento: el cuerno y la trompeta. El
cuerno (de carnero) es el más primitivo con el que sólo se podía
emitir un sonido largo, claro y duro. El shofar, sin duda, era
el instrumento de señales nómadas y como tal se adoptó también para
convocar al ejército y para dar la señal de alarma. El servidor de
la sinagoga lo utilizaba también para indicar el comienzo del
sábado.
La trompeta era una pequeña caña que
se abría un poco en la parte anterior. Carecía de válvulas. Era un
instrumento que llamaba a la guerra y también anunciaba las fiestas.
Con trompetas se anunciaba el comienzo del mes, la Fiesta de la Luna
Nueva.
Durante el cautivo de
Babilonia, la música cesó casi en su totalidad. Los exiliados
compusieron un canto que decía: "Junto a los ríos de Babilonia,
allí nos sentábamos, y aún llorábamos, acordándonos de Sion. Sobre
los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas. Y los que allí
nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos
habían desolado nos pedían alegría diciendo: Cantadnos algunos de
los himnos de Sión. ¿Cómo cantaremos canción a Jehová en tierra de
extraños?. Si me olvidase de ti, oh Jerusalén, mi diestra sea
olvidada" (Salmo 137:1.5)
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