Unos 5000 años antes
de Cristo, nace la escritura en Babilonia y Egipto. Para comunicarse
los hombres utilizan signos, es decir, una especie de dibujos de
objetos conocidos. Sin embargo, hacen falta muchos signos para
expresarse, entre 800 y 1000, con lo que la escritura no es
accesible a todo el mundo, sólo unos pocos privilegiados disfrutan
de su conocimiento.
Durante la Primera
Guerra Mundial, el egiptólogo Alan H. Gardiner descifró las
inscripciones en piedra descubiertas cerca del monte Sinaí diez años
antes. Halló que éstas inscripciones producidas en los primeros años
del segundo milenio antes de Cristo habían sido escritas por
semitas, y constituían el más antiguo texto alfabético en
existencia. Se puede decir, por tanto, que no son los fenicios sino
los cananeos del sur de Palestina los inventores del alfabeto.
Hasta entonces se
pensaba que el alfabeto fenicio era el más antiguo de todos los
conocidos. Supone una gran revolución. Los signos no representan ya
objetos sino sonidos y no hacen falta muchos para expresarse, unos
treinta aproximadamente. A partir de ese momento, todo el mundo
puede aprender a escribir.
Desde ese primer
descubrimiento de documentos alfabéticos, han sido descubiertos
muchos más textos en el Sinaí con la misma escritura y en la parte
sur y central de Palestina, lo que revela que la escritura
alfabética era ampliamente usada.
Para gran asombro de
los arqueólogos se descubrió que la secuencia de estas letras era la
misma que la de los modernos caracteres hebreos. Por tanto, sabemos
ahora que el orden de las letras del alfabeto hebreo tiene por lo
menos 3500 años de antigüedad.
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