El belén histórico o bíblico es aquel que
intenta representar lo más fielmente posible el paisaje, las vestimentas
y la zona urbana del momento en que tuvo lugar el nacimiento de Jesús.
Palestina, en ese momento tendría un terrero muy pedregoso con
vegetación de olivos, higueras, viñedos, cipreses, palmeras; Belén sería
un pueblo pequeño y humilde, en el que sus casas estaban construidas, al
igual que las de Jerusalén, con piedra blanca hierosolimitana.
Las casas solían estar muy juntas,
formando pequeños núcleos; las calles, si las había, eran empinadas,
estrechas y generalmente retorcidas debido a que se construía sin seguir
un plantón urbanístico, como las casas o edificios de hoy en día,
pasando por ellas una especie de acequia o canal por donde discurría el
agua sucia.
Las casas, por norma general, eran
pequeñas, de dos o hasta tres plantas incluida la baja; la vida
habitualmente solía desarrollarse en el primer piso, quedando la planta
baja como establo para los animales domésticos o de labranza, almacén de
herramientas y trastos o taller en algunos casos.
Tanto las puertas como las ventanas, no
solían ser muy grandes, sino más bien pequeñas, porque además de lo
dificultoso de su construcción, al ser pequeñas impedía que entrara el
calor o frío, según en las distintas estaciones en que se encontraban.
Los balcones, miradores o ventanas tenían celosías por las que se podía
ver el exterior sin ser vistos. Sus techos eran de una simple superficie
plana o terraza, dado que escaseaban las lluvias y no era necesario
ponerles tejas. Estas terrazas se solían emplear en los meses de más
calor como estancia para comer y hacer la vida aprovechando las horas de
luz solar. En las casas más pobres la cubierta la hacían con ramas
secas, paja y tierra prensada.
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