Sin lugar a dudas, la pintura y escultura
son las manifestaciones iconográficas más conocidas y habituales en el
belenismo, pero hay otras, tan numerosas como poco conocidas, que de
manera más ingenua representan el Nacimiento.
El papel es una de ellas, y buenamente
puede ser una forma divertida de introducir a los niños en el arte del
belenismo con cualquiera de sus variantes, ya sean láminas para
colorear, recortables, o la más sorprendente de todas, los libros
desplegables o "pop up" (término con el que la editorial estadounidense
Blue Ribbon comienza a utilizar en 1932 para referirse a ellos).
Libros desplegables
Este tipo de libros surgen,
aproximadamente, hacia el 1300, cuando Ramón Llull (mallorquín) realiza
un manuscrito en el que ilustra sus teorías teológicas con discos
giratorios. Desde entonces y a lo largo del tiempo se ha ido
desarrollando la técnica del desplegable.
En su elaboración suelen participar tres
autores: un escritor, un ilustrador y un ingeniero de papel. Este último
es el responsable de crear el mecanismo de papel que permite a la
ilustración hacerse tridimensional cuando el libro es abierto, o bien,
de diseñar el sistema de bielas y palancas con el que se da movimiento a
las imágenes.
Lamentablemente esta técnica comienza a
decaer debido al alto coste de producción que supone, pues han de ser
montados manualmente.
La papiroflexia
El Origami o papiroflexia, es un arte
japonés. Su técnica está basada en el doblado de papel para crear
estimulantes y bellas figuras bi y tridimensionales. Para ello se
utiliza un papel cuadrado que no permite cortes ni pegados, sólo con
ingenio, creatividad, paciencia, destreza y aprendizaje se realizan
impresionantes figuras.
Inicialmente fue practicado por la Corte
Imperial como recreación y pasatiempo y luego se extendió al resto de la
población. Más tarde fue llevado a occidente y ahora es fomentado en
círculos de aficionados en todo el mundo.
Como ejemplo de este tipo de belenes
podemos nombrar al realizado por la falla Baja-Mesón La Morella. |