ANUNCIACION A LOS PASTORES Y ADORACION

 

Aunque en nuestros belenes y dioramas representamos los hechos en dos escenas bien diferenciadas (pues así es), en este caso las analizaremos conjuntamente.

Tanto la Anunciación como la posterior adoración de los pastores al Niño es citada con todo detalle en el Evangelio de Lucas (2:8-20); Mateo, sin embargo, no menciona los hechos.

Los primeros testigos de la Natividad fueron los pastores de los campos cercanos, quienes avisados en medio de la noche por los ángeles (Lc, 2:13) acudieron a venerarle, entre cantos celestiales y resplandores sobrenaturales. Curioso es el hecho de que ellos, y no otros, sean los primeros testigos. Parece ser que los pastores, en aquellos tiempos, eran gentes socialmente mal consideradas. Se les tenía por falsos, embusteros y ladrones. Cabe pensar, por tanto, que exista una cierta conveniencia en esta "escena" pero no es nuestra intención analizar una cuestión teológica, sino cómo representarla.

Para ello echemos primeramente un vistazo a las costumbres de la época. Henri Daniel Rops, en su libro "Vida Cotidiana en el Tiempo de Jesús" nos dice: Los rebaños pasaban la mayor parte del año al aire libre; los sacaban la semana antes de Pascua (marzo-abril), y no regresaban hasta noviembre, el tiempo de las primeras lluvias de Hesván (octubre-noviembre). Invernaban bajo cubierta.

Tenemos, por tanto, varias posibilidades para representar la escena de la Anunciación a los pastores:

  • Al raso como nos dice Lucas (2:8): "Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.

  • A cubierto de una haima, como sigue siendo costumbre en los pastores trashumantes de aquellas tierras.

  • O, basándonos en la topografía de Belén (numerosas cuevas en sus alrededores), dentro de una gruta como podemos deducir de la combinación de algunos pasajes de los evangelios apócrifos. En el Evangelio Armenio de la Infancia (X:1) dice: Y, cerca de aquel sitio, habitaban los pastores de que ya hemos hablado. Pero sus rebaños de cabras y ovejas no se recogían más que al caer la noche, en lugares apartados y lejanos, donde pastaban en las montañas y en la llanura. Y, al oscurecer, cada pastor reunía su rebaño, y velaba y guardaba sobre él las vigilias de la noche...

En el Evangelio del Pseudo-Mateo (XIV:6): Porque unos pastores afirmaban a su vez que habían visto a media noche ángeles cantando un himno, loando y bendiciendo al Dios del cielo, y diciendo que el Salvador de todos, el Cristo, había nacido, y que en él debía Israel encontrar su salvación.

La Adoración de los pastores la encontramos en Lucas (2:15-20). La representación de esta escena no aparece en el arte cristiano hasta bien entrado el siglo XV. Los pastores suelen colocarse reverencialmente alrededor del Niño. Lucas no menciona ningún tipo de regalos, como tampoco lo hacen los textos apócrifos de la infancia; podría decirse que por analogía con la historia de los Reyes Magos solemos acompañar la escena con humildes ofrendas.

Como dato curioso en esta escena el evangelio armenio de la infancia (X:2) menciona que fueron quince los pastores que acudieron a la gruta para adorar al Niño: "... Cuando entréis en la gruta, hallaréis a un niño envuelto en pañales y echado en un pesebre de bueyes. Y después de haber oído al ángel, los pastores, en número de quince, fueron aprisa al paraje que les indicaba aquel..."

 
 

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