EVANGELIOS APOCRIFOS

 

El adjetivo apócrifo procede del latín apocryphus y éste del griego άπόκρυφος, "oculto". Con este término se designaba en el pasado a aquellos libros de origen dudoso que servían para el culto de diversas sectas, dentro y fuera de la religión cristiana. Con el paso del tiempo, el término se cargó de connotaciones peyorativas, al indicar que un libro era lisa y llanamente falso o que correspondía a una desviación herética.

En su conjunto, se otorga la denominación de Evangelios Apócrifos a un conjunto de escritos que amplifican el Nuevo Testamento y brindan una información complementaria, a veces muy detallada, respecto de pasajes de los que las Sagradas Escrituras se muestran en extremo concisas; resta decir, que la condición de apócrifos se la otorga el hecho de que no hayan conseguido el reconocimiento de la Iglesia y que permanezcan ajenos al Canon Sagrado, constituido por la obra de los Cuatro Evangelistas.

A pesar de ello, estos escritos han ejercido un peso formidable en la tradición cristiana, como vemos en el misterio de la Epifanía, muchos de cuyos detalles proceden, directamente, de los Evangelios Apócrifos, como el hecho de que los Magos de Oriente (Mateo 2:1) sean presentados como Reyes.

En conjunto, la literatura cristiana apócrifa se estructura del mismo modo que el Canon: Evangelios, Hechos, Epístolas y Apocalipsis. Aparte, contamos con Evangelios Apócrifos alusivos al Antiguo Testamento, que utilizan para referirse luego al advenimiento de Cristo y su paso por el mundo, como los llamados "Libro de Henoch", "Apocalipsis de Baruc" o "Ascensión de Isaías".

En su totalidad, los Evangelios Apócrifos abordan los siguientes bloques temáticos del Nuevo Testamento:

  • La Natividad, como el "Protoevangelio de Santiago" (griego), reelaborado en el texto latino del "Pseudo-Mateo" o en el "De Nativitae Mariae".

  • La Infancia de Jesús, como el "Pseudo-Tomás" (griego) y sus derivados latinos, el "Evangelio Arabe de la Infancia" y la "Historia de José el Carpintero", el "Evangelio Armenio de la Infancia" y el "Evangelio Latino de la Infancia".

  • La Pasión, como el "Evangelio de Pedro" o el "Evangelio de Bartolomé".

  • La Asunción de la Virgen, como el "Libro de San Juan Evangelista", la "Homilía de San Juan Evangelista" o la "Narración de José de Arimatea".

Aparte de los citados hay otros textos que no encajan en ninguna de estas categorías y que en el caso del belenismo o dioramas de la Pasión no nos aportan información complementaria para nuestras composiciones. También es de recibo advertir al posible lector de dichos Evangelios Apócrifos que muchos de estos textos cuentan con algunos relatos que podrían calificarse de fantásticos, exagerados e incluso crueles de los que no hablaremos por no ser el caso, aunque en su mayoría se trata de historias inocentes con las que sus autores pretendían llegar a la gente llana del pueblo.

Si quieres conocer más sobre estos textos podrás encontrar más información en Los Apócrifos del Nuevo Testamento.

 

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