LEGION ROMANA

 

EQUIPAMIENTO DEL LEGIONARIO

 

En los primeros tiempos del ejército romano el armamento de cada legionario dependía en gran medida de sus posibilidades económicas, es decir, quien mayor clase social tenía, mayor era su equipamiento; mientras que cuanto más baja era su clase social, menor y de peor calidad era éste. Servio Tulio estableció cinco clases, de las cuales la mejor armada era la primera:

  • Escudo: circular

  • Cuerpo: corseles de cuero, pectorales de bronce, grebas

  • Yelmo: casco cónico de bronce

  • Armas: gladius, pilum y puñal

Las demás clases llevaban progresivamente menor equipamiento, siempre de acuerdo a su poder adquisitivo:

  • La segunda carecía de coraza y el escudo era oval

  • La tercera carecía además de grebas

  • La cuarta sólo tenía pilum y gladius

  • La quinta eran honderos, es decir, arrojaban piedras.

Posteriormente, ya en la época imperial, se dotaba al legionario de equipamiento completo, igualmente había de ser pagado por el soldado pero lo hacía poco a poco siendo descontado de su paga.

El tronco se protegía con una coraza completa, es decir, frontal y espalda, de la que hubo varios tipos. La coraza más cara eran dos piezas de metal que protegían completamente el tronco. Por su precio y vistosidad estaban prácticamente reservadas a los oficiales y a la Guardia Pretoriana.

 

 

La coraza de escamas estaba formada por pequeñas piezas de metal o hueso superpuestas y unidas por alambre.

 

   

 

La "lorica hamata", era una cota de malla de anillos de hierro. Dos tipos de anillos la formaban, uno cerrado y otro abierto que se remachaba al anterior. Esta coraza proporcionaba una gran protección contra tajos de espada y era la más flexible, por lo que su uso continuó hasta el siglo XVIII. La inventaron los celtas hacia el año 300 a.C.

 

 

   

 

 

La "lorica segmentata" estaba formada por hojas de metal alargadas. Proporcionaba mayor protección que la lorica hamata y permitía más movilidad.

Para proteger el vientre utilizaban un cinturón de cuero, con tiras colgantes para proteger los muslos. La ventaja de este tipo de armadura era su fácil desmontaje. Desajustando los sujetadores internos era fácil apilar la armadura en cuatro secciones para poderla transportar: una parte superior dividida en dos para cubrir los hombros y una parte inferior, también compuesta por dos secciones, que cubrían el torso. Estas a su vez estaban armadas por bandas de hierro dobladas de tal manera que ofrecían una protección superior a cualquier cota de mallas. Las bandas estaban sujetas entre sí por un sistema de hebillas y tiras de cuero. El cerramiento de la armadura con respecto al resto del cuerpo del legionario se daba en un sistema de pliegues ubicados verticalmente, uno en la parte delantera y otro en la trasera. Los toques finales del ajuste se daban con una serie de broches, ganchos y hebillas de latón que variaban dependiendo del tipo de lorica.

El escudo sufrió distintas modificaciones a lo largo de la historia, tanto en la forma como en los materiales que lo componían, pues iban adecuándose a las necesidades de campaña. Tenía un asa central protegida en el lado exterior por una pieza de madera. Lo más usual es que estuvieran formados por tres capas de listones de madera contrapeados y pegados entre sí para aumentar la resistencia; además estaba forrado con una capa de fieltro de lana virgen o una fina lámina metálica sobre la que se pintaban motivos que lo adornaban. Todo ello rematado con un reborde de bronce. La pieza que protegía el asa era recubierta por un "umbo" o cazoleta de hierro.

 

El escudo no sólo servía para desestabilizar al enemigo con un duro golpe del umbo, sino que también era útil para matarlo o neutralizarlo rompiéndole alguno de sus miembros con los macizos bordes con los que contaba. Asimismo, el considerable tamaño y la forma de éste, le permitía al legionario cubrir la mayor parte de su cuerpo mientras cargaba con su pilum para arrojarla al enemigo. En las tácticas de grupo destacar dos factores de relevante importancia del escudo:

  • En las filas cerradas de legionarios los escudos rectangulares les permitían no solo cubrirse a sí mismos, sino también proteger a los compañeros ubicados a los lados.

  • Dentro de las tácticas más famosas en las que los legionarios utilizaban sus escudos para protegerse esta el "testudo" (tortuga). Esta estrategia consistía en ubicar los escudos de manera cerrada repeliendo todo tipo de misiles y objetos contundentes arrojados hacia la cohorte o grupo de legionarios.

El casco protegía mejillas y cuello. El de los oficiales llevaba un penacho de crin de caballo.

 

El calzado o "caligae", consistía en unas sandalias fuertes con tachuelas en las suelas de gran resistencia en las largas marchas.

 
Autor Faxcinatrix
Imágenes - The Imperial Roman Twentieth Legion
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Roman Army Military Reenactment
 

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