La evidencia material más antigua que
tenemos de la mezuzá fue encontrada en Qumrán y es del siglo I a.C.
La mezuzá no es, contrariamente a la
creencia generalizada, el envase externo, sino el rollo de pergamino
que hay dentro, manuscrito por un escriba experto conocido como Sofer;
en un pergamino hecho a mano de un animal kasher; escrito con una
pluma de un animal igualmente kasher y con tina negra cuyos
componentes son específicos como veremos más adelante. En el reverso
lleva escrita la palabra Shadai, uno de los nombres de Dios y
acrónimo de Shomer Dlatot Israel, "protector de las puertas
de Israel".
El pergamino debe estar enrollado de
izquierda a derecha, de modo que Shadai sea visible siempre a través
de la pequeña ranura que tiene la cajita en su parte superior.
Se coloca sobre el lado derecho de la
puerta según se entra. Se pone en un leve ángulo con la parte
superior apuntando hacia adentro del cuarto y la parte inferior
hacia el exterior. El marco se debe medir y dividir en tres. La
parte inferior de la mezuzá se debe colocar en la pare inferior de
la tercera parte superior, aunque si la puerta supera los 2m de
altura habrá de ponerse a la altura del hombro.
Preparación del
pergamino
Como ya hemos dicho, el pergamino ha
de estar hecho con la piel de un animal kasher, es decir, de un
animal permitido para su ingestión, tal y como los expertos
concluyen que dice Exodo 13:9 con respecto a los tefillin: Y te
será como una señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus
ojos, para que la ley de Jehová esté en tu boca; por cuanto con mano
fuerte te sacó Jehová de Egipto.
Generalmente es utilizada la piel de
un cordero o becerro. El primer paso es empapar la piel durante
algunas horas en agua para limpiarla. Posteriormente es colocada en
un barril con cal, en donde permanece entre una y tres semanas,
hasta que la mayor parte del pelo se quite fácilmente y se la
termina de depilar a mano.
Se estira en un marco. Se quita la cal
del pergamino para que no lo dañe o lo haga transparente,
inhabilitándolo para su escritura. Se la deja secar con un sutil
calor indirecto. La calidad del pergamino que se ha alcanzado se
llama gvil. Esta es una sustancia pesada y gruesa; sin
embargo, la Ley exige que la calidad del pergamino sea más delicada,
es decir, klaf. Para obtenerla antes de retirarla del marco
habrá que raspar el bajo-piel, para ello se utiliza un cuchillo
especial, una lámina semicircular grande montada en un grueso mango
que se sostiene con ambas manos.
El klaf finalmente se saca del marco y
es frotado cuidadosamente con piedra pómez y tiza para obtener una
superficie lisa y el pergamino estará preparado para la escritura.
Preparación de la
tinta
Sus ingredientes principales son nuez
de agalla, o el ácido gálico derivado de estas nueces; goma arábiga
y vitriolo de cobre, una piedra azulada que da a la tinta el grado
de oscuridad requerido. Las nueces de agalla y la goma arábiga se
cocinan en agua por una hora. Entonces se agrega el vitriolo y se
hierve la mezcla hasta que se reduce a la mitad.
La pluma
Por lo general se usa la pluma de un
ganso o pavo. Es cortada cuidadosamente de modo que dando vuelta a
la pluma y variando la presión, el escriba pueda escribir tanto
líneas gruesas como finas con un movimiento.
La escritura
El primer paso es la marcación de
veintidós líneas con una aguja de hueso. Las letras del sagrado
texto son escritas suspendidas sobre estas líneas y no sobre ellas.
Su marcación no es sólo para dirigir la mano del escriba, sino una
parte integral de las Leyes de escritura dadas por Moisés.
Las letras no deben tocarse, y deben
estar separadas por lo menos por el grosor de un pelo de espacio. El
espacio entre dos palabras debe ser el tamaño de una letra iud.
Si dos palabras son escritas tan juntas que un niño que está
aprendiendo a leer piensa que son una sola, la mezuzá o los
tefillin son inválidos. También es el caso si hay un espacio grande
en una palabra la hace parecer como dos.
En ella están escritos dos Parshiot
(secciones de la Torá):
-
Deuteronomio, 6:4-9: Oye
Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno. Y amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus
fuerzas. Y estas palabras que te ordeno hoy estarán sobre tu
corazón. Y se las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas en tu
casa y cuando vas en el camino, al acostarte y al levantarte. Y las
atarás como señal sobre tu mano y serán un recordatorio entre tus
ojos. Y las escribirás sobre los umbrales de tu casa y sobre tus
puertas.
-
Deuteronomio, 11:13-21: Y
será, si obedecieras diligentemente mis mandamientos que te impongo
sobre ti en este día, de amar al Señor tu Dios y servirlo con todo
tu corazón y con toda tu alma, daré la lluvia para tu tierra en el
tiempo apropiado, la lluvia temprana y la lluvia tardía, y
recolectarás el grano, el vino y aceite. Y daré hierba en tus campos
para tus ganados, y comerás y te hartarás. Mas cuídate que tu
corazón no se tiente, y te encamine a dioses extraños y los adores y
te postres ante ellos. Porque entonces el Señor se encolerizará
contra ti, y él cerrará los cielos de modo que no haya lluvia y la
tierra no rinda su producto, y fallecerás rápidamente en la buena
tierra que el Señor te da. Por lo tanto, pon estas palabras mías
sobre tu corazón y sobre tu alma, y cítalas como señal en tu mano, y
serán un recordatorio entre tus ojos. Y se las enseñarás a tus hijos
y hablarás de ellas al estar en tu casa y al andar por el camino, al
acostarse y al levantarse. Y las escribirás en los umbrales de tus
puertas, para que tus días y los días de tus hijos se prolonguen en
la tierra que el Señor juró a tus padres darles mientras los cielos
estén sobre la tierra.
|