Es uno de los símbolos más antiguos del judaísmo. Cajitas de
cuero "kasher" de forma cúbica con cuatro compartimentos, en cada
uno de los cuales había un pequeño rollo de pergamino donde estaban
escritos los cuatro versículos del Pentateuco donde se habla del
deber de ponerse las filacterías.
Los llevaban en la frente y en los brazos, atados con correas.
De ese modo llevaban la Ley "delante de los ojos" y "en las manos";
se las solían poner sólo durante la oración, aunque los fariseos las
llevaban siempre, alargando con exageración las correas para hacer
ostentación de piedad. Podemos verlo en Mateo 23:5, "Todas sus
obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien
anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto".
Cuando el judío, en la actualidad (hemos de suponer que para el
judío en todos los tiempos ha sido igual), se ata las filacterías al
cuerpo, se puede explicar que integra diversas dimensiones al
cumplimiento de estas mitzvot:
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Intelecto:
pues la tefilá de la cabeza envuelve el cerebro.
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Percepción: pues la tefilá de la
cabeza debe estar sobre los ojos, y ambos tefillín sobre el cuerpo,
sin ningún elemento extraño interfiriendo.
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Sentimiento: ya que el abit de la
tefilá de la mano se coloca a la altura del corazón.
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Acción: pues mano y brazo son
fuertemente adheridos a la tefilá de la mano.
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Alma: pues la intención del
cumplimiento eleva al burdo cuero de un animal sacrificado a la
condición de objeto simbólico imbuido de santidad.
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