En
hebreo "Yerushalayim"; en árabe, "Al-Quds".
Es única entre todas las ciudades del
mundo por su asociación con las tres grandes religiones. Es la herencia
espiritual y religiosa para la mitad de la humanidad. Sagrada para
cristianos, musulmanes y judíos.
Por su profundo significado religioso,
Jerusalén ha sido el escenario de muchos eventos dramáticos y la causa
de muchas guerras durante los treinta y ocho siglos de existencia.
Sufrió 20 asedios, cambió de manos 25 veces, fue destruida 21 veces y
siempre reconstruida y sus habitantes fueron masacrados en varias
ocasiones.
El lugar en el que se haya enclavada la
ciudad estuvo habitado desde el paleolítico. Sus habitantes originales
fueron expulsados entre el 5000 y el 4000 a.C. por los cananeos, los
cuales avanzaron por el territorio en la edad de bronce.
Más tarde, hacia el 1250 a.C., los hebreos
iniciaron la conquista de Canaán bajo el liderazgo de Josué. Sin
embargo, Jerusalén se hallaba tan fortificada que no se rindió y
resistió durante algo más de 200 años, hasta que David la ocupó
finalmente después de ser ungido rey de Israel y la convirtió en la
capital del reino y su lugar de residencia. El nuevo rey trajo el Arca
de la Alianza hasta la ciudad desde su oscuridad en "Qiryat Ye'crim", y
la instaló en el nuevo tabernáculo; construyó el palacio y otros muchos
edificios y fortificó la ciudad. Unos cuarenta años más tarde su hijo
Salomón construyó el Templo, centro nacional y religioso de todo Israel,
y transformó la ciudad en una próspera capital de un imperio que se
extendía desde el Eúfrates hasta Egipto.
Nabucodonosor II la conquistó en el 586
a.C., destruyó el Templo y exilió al pueblo. 50 años más tarde Ciro
(rey de los persas) conquista Babilonia y permite a los judíos regresar
a su patria otorgándoles autonomía. Construyen el Segundo Templo en el
mismo lugar del primero y reconstruyeron la ciudad y sus murallas.
Alejandro Magno, en el 332 a.C. entra en
Jerusalén. Tras su muerte la ciudad fue gobernada por los ptolomeos de
Egipto y posteriormente por los seleúcidas de Siria. La helenización de
la ciudad alcanzó su cumbre bajo el régimen seleúcida de Antíoco IV; la
profanación del Templo y los intentos de suprimir la identidad religiosa
judía provocaron una rebelión dirigida por Judas Macabeo, siendo
derrotados los seléucidas. Re-consagraron el Templo y restablecieron la
independencia judía bajo la dinastía hasmonea, que duró más de 100 años,
hasta que Pompeyo impuso el dominio romano sobre Jerusalén.
Herodes I el Grande estableció
instituciones culturales, construyó 16 edificios públicos y reconstruyó
el Templo con gran esplendor.
En el año 70 d.C. las legiones romanas,
mandadas por Tito, conquistaron la ciudad y destruyeron el Templo. El
emperador romano Adriano visitó la ciudad, que en su mayor parte se
encontraba en ruinas, hacia el año 130 d.C., y comenzó su
reconstrucción. Una nueva rebelión de los judíos (bajo el mando de
Barcokebas) contra los romanos tuvo lugar entre los años 132 y 135 e
hizo que el emperador convirtiera la ciudad nueva en un lugar pagano,
decretando la prohibición a los judíos y bajo pena de muerte, la entrada
en ella. La ciudad nueva se rebautizó con el nombre de Aelia Capitolina.
La muralla que rodeaba la ciudad seguía a grandes rasgos el recorrido de
la antigua muralla, excepto en el sur, donde excluía gran parte de la
ciudad.
Se sabe muy poco de la evolución de la
ciudad desde los tiempos de Adriano hasta el emperador Constantino I el
Grande, cuando el cristianismo se convirtió en la religión del imperio.
La población de Jerusalén se fue sustituyendo de forma progresiva por
los cristianos y los peregrinos que llegaban del Santo Sepulcro, así
como otros edificios de carácter religioso. Entre los monumentos más
Destacables de este período están la iglesia de San Esteban, al norte de
la ciudad, levantada por la emperatriz Eudoxia, que también construyó la
antigua muralla; y la gran iglesia de Santa María, en la colina del
Templo, construida por el emperador bizantino Justiniano I.
La ciudad, tras haber sido tomada por los
persas al mando de Corroes II en el 614, y después de ser recobrada por
el emperador bizantino Heraclio en el 628, fue conquistada en el 637 por
los musulmanes bajo el califa Omar I. Una mezquita, la Cúpula de la Roca
(también llamada Mezquita Al Aqsa o Mezquita de Omar), fue erigida sobre
una roca en la que se creía que estaba el lugar del altar del Templo
edificado por Salomón. Los cristianos vieron limitadas sus actividades
en la ciudad y cuando los califas fatimíes egipcios se convirtieron en
los gobernadores de Jerusalén en el 969, la situación se hizo más
precaria. Los turcos selyúcidas conquistaron la ciudad en el 1071, y su
maltrato a los cristianos así como la destrucción de la iglesia del
Santo Sepulcro fueron algunas de las razones que impulsaron Las
Cruzadas.
En 1099, los cruzados, dirigidos por el
noble francés Godofredo de Bouillon, se apoderaron de la ciudad.
Jerusalén volvió a ser una ciudad cristiana, que perteneció al llamado
reino latino de Oriente hasta el 1187, año en que fue reconquistada por
los musulmanes bajo el mando de Saladino I, quien casi terminó con el
reino cristiano.
Actualmente es llamada la ciudad tres
veces santa. Santificada por la religión y la tradición, por la historia
y la teología, por sus lugares santos y templos. Refleja el fervor y la
piedad de las tres principales religiones monoteístas: Judaísmo,
Cristianismo e Islam.
El lazo judío con Jerusalén nunca se ha
roto. Durante tres milenios Jerusalén ha sido el centro de la fe judía,
manteniendo su valor simbólico a través de las generaciones. Poseen en
ella el Monte Moriá, donde una vez estuvo el Templo; el Muro Occidental,
único vestigio del mismo, que ha sido el foco de sus oraciones y anhelos
durante diecinueve siglos; la Tumba de David en el Monte Sión y el
antiguo cementerio en el Monte de los Olivos, donde durante siglos han
sido enterrados los judíos.
Para los cristianos, Jerusalén es el lugar
en el que predicó, murió y resucitó Jesús. Entre los lugares importantes
para éstos se cuentan la iglesia del Santo Sepulcro, el Jardín de
Getsemaní, el lugar donde tuvo lugar la Ultima Cena y la Vía Dolorosa
con las catorce estaciones de la Cruz.
De acuerdo con el Islam, el profeta Mahoma
fue transportado milagrosamente desde La Meca a Jerusalén y desde aquí
ascendió al cielo. La Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa ("La
Remota"), ambas construidas en el siglo VII, hicieron definitiva la
identificación de Jerusalén como "El Lugar Remoto" mencionado en el
Corán, y es el tercer lugar santo más importante después de La Meca y
Medina. |