PRIMEROS MAESTROS ESPAÑOLES

 

DOMENEC TALARN RIBOT

 

Nació en Barcelona en 1812 y muere en 1902.

Sus estudios elementales los realiza en las Escuelas Pías de San Antón, donde destaca en dibujo. Desde muy jovencito frecuenta el taller de Celdoni Guixá i Alsina, con quien se acerca al mundo del arte, siendo Salvador Gurri i Coromines (maestro del anterior) quien le aconseja que se inscriba en la Escuela de Bellas Artes y en la Casa de La Lonja de Barcelona, donde a los 15 años se hizo discípulo de Damián Campeny.

En 1863 se funda la Asociación de Pessebristas de Barcelona (la más antigua del mundo), de la que es socio fundador, y en la que contribuye con unos belenes que se hicieron famosos más allá del ámbito barcelonés, tanto por su escenografía como por sus figuras. Dos de ellos, convenientemente seccionados, fueron enviados uno a Valencia (encargado por el Marqués de Dos Aguas) y otro a Montevideo.

Durante algunos años fue profesor de dibujo en el colegio Miró y se dedicó durante toda su vida al mecenazgo de artistas jóvenes de la época, entre ellos Marià Fortuny i Marsal, Joan Roig i Solé y Lino Félix; siendo estos dos últimos sus discípulos más destacados dentro del mundo del belenismo.

En 1844 restaura la cabeza del Niño Jesús de la actual Virgen de Montserrat, que con motivo de la quema de conventos de 1835 fue escondida desde esa fecha  hasta 1844, intentando conservar los mismos rasgos que tenía el original.

Sus figuras no estaban influenciadas por la arquitectura  e historicismo de su tiempo, sino que aplicó un estilo oriental propio que le inspiró la escenografía de la ópera de Verdi "Aida", con el que consiguió romper el costumbrismo del pesebrismo de la época. Joaquim Folch i Torres dijo de él: "El pesebrismo arqueológico de Talarn practicado con tanta buena fe como con exactitud..."; "Los Reyes constituyen el aria del pesebre..."; "Las figuras de Talarn fueron inspiradas en el manual de indumentaria de Racinet y las láminas de Faldrin..."; "Las caravanas parecen salidas de las narraciones que al final del libro hace Lamartine en su Voyage d'Orient".

A lo largo de su vida como escultor tiene tres talleres: el primero instalado en la calle de Jerusalén, en la casa de sus padres; posteriormente, en 1869, se traslada a la plaza de Santa Ana; y en 1889 se traslada a la calle del Carmen, en la que muere a los 90 años dejando inacabado el calvario, en el que trabajaba dos horas antes, llamado "Calle de la Amargura".

De sus pesebres se puede decir que sus figuras eran espectaculares, con ellas disfrutaba dejando volar su imaginación y se expresaba libremente. Para él estas figuras eran las joyas que le compensaban las angustias que a veces le provocaban las que debía hacer por encargo.

Gran parte de su obra desaparece en 1936, cuando al estallar la Guerra Civil las iglesias de Barcelona sufren saqueos e incendios de forma generalizada.

Viajó a México, y allí fue director de Escultura de la Academia de San Carlos, llevando a cabo una importante labor, tanto escultórica como de formación. En Argentina y Uruguay recibió frecuentes encargos y fue galardonado con el premio de la exposición de Filadelfia por su escena la "Degollación de los Inocentes".

 

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